El boletín del Gobierno Vasco Euskadi+Innova entrevista a Iñaki Mujika y Fernando Sustaeta, promotores de la empresa Breen que se encuentra entre nuestros partners.
Antes de poner en marcha Breen, visitaron varios países para informarse de proyectos similares. ¿Cuáles han tomado como modelo?
Nos interesó uno que vimos en Suiza. En un pequeño pueblo llamado Frutigen (3.500 habitantes), tienen una instalación denominada Tropenhaus o casa tropical. En esta zona, construyeron en su día un túnel de 35 kilómetros, y durante las obras reventaron una bolsa de agua caliente; esta no se podía verter al río sin más, por lo que crearon Tropenhaus para enfriarla. Son unas piscifactorías donde hay esturiones; el agua caliente se redirige allí, se enfría, y posteriormente ya se puede verter al río. Además, con los restos que dejan los peces en el agua, se nutren los diversos árboles tropicales instalados en el mismo Tropenhaus. Nos pareció muy interesante.
¿Y cómo plantean ustedes su proyecto?
El primer eje es la alimentación de los peces. En la acuicultura, normalmente se trabaja con peces carnívoros a los que se alimenta con pienso; pero ese pienso debe ser de harina de pescado que se extrae del mar. Se necesita extraer del mar dos o tres kilos de pescado para cultivar, por ejemplo, un kilo de salmón, y eso no es sostenible. Nosotros planteamos que al mar hay que dejarlo en paz, y creamos, a partir de peces herbívoros, nuestra propia harina para los carnívoros. La tilapia es el pez herbívoro que hemos elegido. Para alimentar a esta, hacemos un pienso especial, vegetal. Entonces, cultivamos la tilapia, la extraemos y la fileteamos; se trata de pescado blanco, muy adecuado para comedores. Hacemos la harina con el resto (cabeza, tripas, huesos…), y esto es lo que damos de comer a los peces carnívoros. Hemos elegido la tilapia porque podemos cruzar al macho y a la hembra cada mes, y así tenemos más peces pequeños. Otros peces solo se reproducen una o dos veces al año, mientras que con la tilapia, se obtiene producción mes a mes. En cuanto a los peces carnívoros, hemos elegido el esturión porque aquí hay poca gente que trabaje con ellos, y así ahondamos en otro nicho de mercado.
La tilapia se cultiva en aguas templadas.
Sí, hay que calentar el agua. Este es el segundo eje del proyecto: cómo gestionar la energía. Nosotros estamos en Endanea, unos invernaderos de Hondarribia (Guipuzcoa, País Vasco) en los que hay una instalación de cogeneración. Es decir, los responsables de dicha instalación tienen allí máquinas de motor de barco que, en vez de una hélice, mueven un alternador, para así crear electricidad. Es un negocio: compran gas y venden electricidad. Como estas máquinas se calientan mucho durante el proceso, Breen lo aprovecha para obtener agua caliente de forma gratuita. Por eso estamos ahí. Nuestro proyecto tiene también un tercer eje. Los peces no se comen todo el pienso, y a veces quedan restos en el agua; además, los mismos peces también la ensucian. Hay que limpiarla. Para ello, cogemos esta agua, que contiene sólidos, y la pasamos por un filtro; entonces nos quedan por quitar los nutrientes que se han disuelto, por lo que utilizamos primero un filtro bacteriológico y, finalmente, las plantas. Las tenemos puestas en agua, sin tierra (acuaponía); y de ahí es de donde absorben los nutrientes que necesitan. Estamos extrayendo lechugas, tomates, pimientos… Estamos realizando pruebas para ver cuáles limpian mejor el agua, para poder reutilizarla.
¿Cómo han obtenido la maquinaria que utilizan en Breen?
En cuanto a la acuicultura, hemos conformado un sistema para calentar el agua, porque esta no nos llega por sí sola de la máquina que genera electricidad. Pasamos por un filtro el agua de lluvia que se nos acumula en el tejado; aparte, hemos puesto unos depósitos en la pared, por donde pasa un circuito que proviene de la máquina de motor. Así pues, el circuito calienta el agua de lluvia que se acumula en los depósitos; es agua limpia. Por otra parte, también poseemos tecnología para el control de los parámetros del agua. Tenemos unos sensores que controlamos por ordenador; estos parámetros deben moverse entre ciertos límites, y si se sobrepasan, tenemos alarmas que cuidan de todo ello. El sistema lo hemos montado y automatizado nosotros mismos.
¿Cuál es el mercado objetivo de Breen?
Estamos trabajando principalmente en el asunto de los peces. Queremos vender tilapia para los comedores de colegios y empresas, para su consumo… Creemos que es un tipo de pescado interesante. Y también queremos vender esturiones porque tienen un buen precio en el mercado. Por otra parte, como hemos desarrollado cierta ingeniería en este proyecto, otra opción que tenemos es vender una especie de Kit Breen. Por ejemplo, se puede construir una instalación de este tipo en un caserío. No tenemos por qué estar al lado del mar, o en un polígono, o pagar una barbaridad por estar en un terreno. Si, por ejemplo, tenemos un punto caliente en una zona rural (puede ser biomasa, o geotermia, o cerca de una fundición…), nosotros podemos colocar la instalación y ofrecer formación. Y si quieren cultivar tilapia, nosotros mismos la podemos recoger y llevarla al mercado. Finalmente, también aprovechamos las verduras que extraemos, pero ese no es nuestro mercado en sí, como sí lo es el de los pescados y el del proyecto de ingeniería. Además, ni siquiera necesitamos un terreno, solo un poco de agua y un punto para calentarla.